jueves, 9 de agosto de 2007
Un crecimiento desigual: análisis de la EPA del 2º trimestre de 2007.
Pedro Luna Antúnez.
Secretaría del Mundo del Trabajo del PSUC viu.
El pasado 27 de julio el gobierno central presentó triunfalmente los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del 2º trimestre de 2007. Tanto el PSOE como los medios de comunicación afines han destacado el descenso de la tasa de desempleo, la cual se sitúa en un 7´95%, siendo la tasa más baja desde 1978, merced a que el paro se redujo en 96.100 personas (-5´18%) respecto al 1º trimestre del año. Durante el 2º trimestre de 2007 se han creado 298.100 puestos de trabajo más que en el 1º trimestre, un 1´49%, y ello ha conllevado el aumento en 202.000 personas de la población activa en España, llegando a un total de 22.127.300 personas y elevando la tasa de actividad en un 58´86%.
A primera vista, los datos de la EPA son ciertamente positivos. Sin embargo, si realizamos un análisis algo más profundo y nos detenemos en la “letra pequeña”, las estadísticas trazan un estado del mercado de trabajo en España caracterizado por la temporalidad y la precariedad, la economía de servicios y la siniestralidad. En este sentido, los datos son así mismo incontestables: la tasa de trabajo temporal se sitúa en un 31´85%, una décima menos que en el anterior trimestre. No olvidemos que en mayo de 2006 se concretó una nueva Reforma Laboral con la firma del “Acuerdo para la mejora del empleo y el crecimiento”, dirigido esencialmente a reducir la alta tasa de temporalidad, en aquellos momentos, situada en torno al 33%. El acuerdo prorrogaba el “Contrato de fomento de la contratación indefinida”, que ya se introdujo en la Reforma Laboral de 1997 y que supuso el abaratamiento del despido al pasar de una indemnización por despido de 45 días por año trabajado y un tope de 42 mensualidades del contrato ordinario a una nueva indemnización de 33 días por año trabajado y un tope de 24 mensualidades. Sin embargo, no se ha logrado reducir la temporalidad. No se consiguió mediante la reforma de 1997 y la incidencia de la última reforma ha sido más bien mínima. Si bien es cierto que en éste último año se ha reducido el índice de temporalidad, la mejora es casi testimonial si tenemos en cuenta que la tasa de temporalidad en diciembre de 2005 era del 33´77%. Una mejora que no cumple las expectativas de la Reforma Laboral y que requiere de una serie de matizaciones.
Como bien indica Antonio Antón en un artículo (1) que recomiendo, en realidad, la temporalidad no ha bajado al producirse una rotación en el trabajo indefinido ya que los nuevos contratos aún siendo indefinidos sustituyen a los contratos indefinidos ya existentes, a los contratos ordinarios con una mayor indemnización por despido. Es decir, apenas se reduce la temporalidad pero ello no impide que se siga abaratando el despido. Mientras tanto, el gran grueso de contratos temporales continúa invariable, prolongándose, así, una inestabilidad laboral que afecta a millones de trabajadores/as en España y que apenas se altera en el transcurso de los años. La conclusión es evidente: crece ligeramente el empleo pero empeora su calidad, siendo el trabajo más precario e inseguro.
Por otra parte, el crecimiento de la economía de servicios y del sector de la construcción es una realidad que muestra claramente la pérdida de nuestro tejido industrial. En la industria se han destruido 21.000 puestos de trabajo en este segundo trimestre de 2007, mientras que en el sector de servicios se ganaron 339.500 y en la construcción, 49.100. Es evidente, el crecimiento económico no puede limitarse al desarrollo del sector terciario, en el sector de servicios y en la construcción ya que se está apostando por una economía de perfil no productivo en una fase caracterizada por la pérdida de puestos de trabajo en la industria y especialmente en el sector del automóvil, sector éste último que representaba en 2004 el 6% del PIB, el 24% de las exportaciones y el 10,5% del empleo directo e indirecto (2).
Es necesario el impulso de un nuevo modelo productivo basado en la innovación tecnológica mediante inversiones estratégicas en I+D+i y en la incorporación de actividades de mayor valor añadido. Un nuevo modelo productivo que potencie las políticas industriales y que frene el continuo goteo de deslocalizaciones que afectan al sector. De lo contrario, estaremos asistiendo a un crecimiento de la economía frágil y con pies de barro, propio de un país de la periferia volcado en el turismo, los servicios y la especulación inmobiliaria.
Para finalizar nuestro somero análisis no podemos ignorar la situación de la siniestralidad laboral. España sigue a la cabeza en cuanto a siniestralidad laboral en el ámbito de la Unión Europea y ya en el primer trimestre de 2007 el número de accidentes laborales con fallecimiento fue de 317, lo que viene a darnos una media de 3 muertes por accidente laboral cada día. Un dato dramático y escalofriante que debería hacer reflexionar a un gobierno que de forma tan triunfal expone los resultados de sus políticas laborales y que promete el pleno empleo antes de 2010.
¿A qué precio?.
Agosto de 2007.
Notas:
(1) Antonio Antón: La reforma del mercado laboral no ataja la precariedad. Pensamiento Crítico, marzo de 2007.
(2) Datos de la Federación Minerometalúrgica de CC.OO: Resolución de la Secretaría de Política Industrial, 30 de septiembre de 2005.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario