domingo, 26 de agosto de 2007

Seis de cada diez catalanes viven con menos de 1.050 euros mensuales


Lluís Pellicer.
El País.


El 10,7% de la población sobrevive con ingresos inferiores a 450 euros mensuales.

En la primera corona del área metropolitana casi el 60% de los ciudadanos vive con menos de 1.000 euros mensuales.

El 32% de las familias confiesan tener dificultades para llegar a final de mes, según el Idescat.

El 57% de los catalanes de más de 16 años viven con menos de 1.050 euros mensuales, según el Instituto Catalán de Estadística (Idescat). Se trata de un amplio abanico en el que entran estudiantes, pensionistas o jóvenes llamados mileuristas. Estas rentas suponen que casi la mitad de las familias no ingresen más de 30.000 euros anuales y que el 32,2% afirmen tener problemas para llegar a final de mes. El grueso de población que sobrevive con menos de 1.000 euros es inferior en Barcelona, pero superior en la primera corona del área metropolitana.

La encuesta de condiciones de vida y hábitos de la población, elaborada por el Idescat y el Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona (IERMB), arroja que un 10,7% de los catalanes sobreviven con menos de 450 euros al mes, mientras que una capa bastante gruesa de la población de más de 16 años obtiene unos ingresos mensuales, sin contar horas extra, inferiores a los 1.050 euros. La situación no es muy boyante en los hogares. A pesar de que más de la mitad de éstos sostiene que puede pasar el mes de forma suficiente, sólo un 16% lo hace con facilidad, mientras que un 32,2% tiene bastantes dificultades para cubrir sus necesidades. De hecho, sólo cuatro de cada diez familias afirma ser capaz de poder ahorrar algo. El nivel de rentas se corresponde, en parte, con el tipo de ingreso. El 16,4% percibe una pensión de jubilación, mientras que el 10,5% vive de algún otro tipo de subsidio o ayuda administrativa.

Las cifras son bastante parecidas en Barcelona, donde el volumen de población que ingresa menos de 1.050 euros alcanza el 55,8% de los mayores de 16 años. También son parecidos los indicadores de ahorro y capacidad de afrontar los gastos mensuales. Ahora bien, en la primera corona del área metropolitana éstos son bastante superiores. Prácticamente el 60% vive con menos de 1.000 euros, el número de familias con dificultades para llegar a final de mes se eleva hasta el 35,2% y los hogares incapaces de ahorrar llegan al 60,2%.

Los 'inframileuristas'

Según el sindicato UGT, uno de cada tres asalariados recibe un salario bruto mensual inferior a los 1.000 euros. El perfil del inframileurista es el de un joven menor de 30 años, sin formación o con estudios primarios -aunque el 17% de los que han cursado alguna carrera también cobran menos de mil euros- y con un contrato de trabajo temporal. El mismo estudio señala que estos trabajadores destinan el 80% a bienes de primera necesidad, sobre todo a vivienda y alimentación.

Además de tener dificultades para llegar a final de mes o de no ser capaces de ahorrar, en la encuesta elaborada por el Idescat y el IERMB, el 28,8% de las familias aseguran haber pasado por dificultades económicas en los últimos cinco años. La mayoría lo ha resuelto reduciendo gastos, en especial en sus actividades de ocio, pero un 21,6% de los hogares se han visto obligados a pedir créditos bancarios y un 11,3% a pedir un préstamo a algún amigo o familiar.

El informe también pone de manifiesto que, en caso de crisis, los hogares tienen un colchón para hacer frente a los malos tiempos. Y éste no es la cuenta de ahorros, sino la vivienda. El 82% vive en una vivienda de propiedad, y el 16,9% cuenta con una segunda residencia, de acuerdo con la encuesta.

Agosto de 2007.

580 trabajadores muertos en seis meses son un horror ante el que no cabe ningún triunfalismo


Agustín Moreno.
Sector Crítico de CC.OO.


El Ministerio de Trabajo acaba de hacer públicos los datos de siniestralidad laboral del primer semestre de 2007 enfatizando el porcentaje de reducción de los mortales. Los datos cuantitativos son: 580 trabajadores fallecieron en accidente laboral durante los seis primeros meses del año, 419 perdieron la vida en su puesto de trabajo, en tanto que 161 fallecieron en accidentes 'in itinere'; también se registraron 510.302 accidentes con baja; los accidentes graves están absolutamente estancados en 4.406 casos.

Aún tomando nota de la reducción concreta del número de accidentes mortales, no cabe ningún tipo de triunfalismo. Quinientos ochenta trabajadores/as que pierden la vida por el simple hecho de tener que ir a ganársela cada día es un horror. Y no es una situación excepcional, sino un tributo continuo, permanente y dramático de todos los días, meses y años. Anualmente los trabajadores muertos superan ampliamente el millar y el número de accidentes con baja el millón largo. Desde que se aprobó la tan esperada Ley de Prevención de Riesgos Laborales (1995) ha fallecido más de 16.000 personas. A ello habría que añadir el elevado volumen de las enfermedades profesionales que afecta a cerca de dos millones de personas en España. Y estos terribles datos no pueden ser fruto de la fatalidad ni una maldición bíblica, ya que esta situación no es así de dramática en otros países de la UE: es nuestro país el que está a la cabeza en las tasa de siniestralidad europeas.

Las causas que influyen en los accidentes son múltiples, desde la fuerte precariedad en el empleo, el tejido empresarial y las contratas y subcontratas, los ritmos de trabajo, la falta de inversión en prevención, la no intervención en las pequeñas empresas de menos de 6 trabajadores, la falta de formación, entre otras. Pero destaca especialmente el recurrente incumplimiento empresarial de la legislación y la insuficiencia de la acción inspectora, que justamente permite la situación anterior.

Por ello, más allá de la propaganda a la que asistiremos en los próximos meses de campaña electoral, la reciente Estrategia Española de Salud y Seguridad en el Trabajo para el quinquenio 2007-12, aprobada por el gobierno en junio pasado, no parece que vaya a reducir drásticamente los niveles de siniestralidad laboral. De entrada, porque se realiza un diagnóstico doblemente erróneo al ser autocomplaciente con la situación y con la aplicación de la Ley de Prevención y por ser benevolente con la actitud incumplidora de la patronal, en aras del consenso entre los interlocutores sociales.

Por otro lado, al no abordarse el núcleo duro del problema: una legislación más contundente y medios suficientes para cumplir la ley y evitar las muertes y los accidentes. Es clamorosa la insuficiente dotación de medios ahora y en el futuro, ya que el objetivo en materia de Inspección de Trabajo es llegar a alcanzar algún día la ratio media de la UE-15, sin tener en cuenta que España tiene las más altas tasas de accidentes laborales de la UE; que es lo mismo que dedicar igual número de policías en un tranquilo pueblo que en otro azotado por la delincuencia.

Tampoco se avanza en una mayor penalización de los incumplimientos y responsabilidades empresariales. Si no fuera indignante, sería curioso el hecho de que en los últimos tiempos de está endureciendo la represión sobre trabajadores y sindicalistas por defender su empleo y derechos (Sevilla, Gijón…), mientras que está por conocerse un solo caso de un empresario importante que esté en la cárcel por su responsabilidad en la muerte de sus trabajadores.

Rebelión
Agosto de 2007.

jueves, 9 de agosto de 2007

Un crecimiento desigual: análisis de la EPA del 2º trimestre de 2007.


Pedro Luna Antúnez.

Secretaría del Mundo del Trabajo del PSUC viu.


El pasado 27 de julio el gobierno central presentó triunfalmente los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del 2º trimestre de 2007. Tanto el PSOE como los medios de comunicación afines han destacado el descenso de la tasa de desempleo, la cual se sitúa en un 7´95%, siendo la tasa más baja desde 1978, merced a que el paro se redujo en 96.100 personas (-5´18%) respecto al 1º trimestre del año. Durante el 2º trimestre de 2007 se han creado 298.100 puestos de trabajo más que en el 1º trimestre, un 1´49%, y ello ha conllevado el aumento en 202.000 personas de la población activa en España, llegando a un total de 22.127.300 personas y elevando la tasa de actividad en un 58´86%.

A primera vista, los datos de la EPA son ciertamente positivos. Sin embargo, si realizamos un análisis algo más profundo y nos detenemos en la “letra pequeña”, las estadísticas trazan un estado del mercado de trabajo en España caracterizado por la temporalidad y la precariedad, la economía de servicios y la siniestralidad. En este sentido, los datos son así mismo incontestables: la tasa de trabajo temporal se sitúa en un 31´85%, una décima menos que en el anterior trimestre. No olvidemos que en mayo de 2006 se concretó una nueva Reforma Laboral con la firma del “Acuerdo para la mejora del empleo y el crecimiento”, dirigido esencialmente a reducir la alta tasa de temporalidad, en aquellos momentos, situada en torno al 33%. El acuerdo prorrogaba el “Contrato de fomento de la contratación indefinida”, que ya se introdujo en la Reforma Laboral de 1997 y que supuso el abaratamiento del despido al pasar de una indemnización por despido de 45 días por año trabajado y un tope de 42 mensualidades del contrato ordinario a una nueva indemnización de 33 días por año trabajado y un tope de 24 mensualidades. Sin embargo, no se ha logrado reducir la temporalidad. No se consiguió mediante la reforma de 1997 y la incidencia de la última reforma ha sido más bien mínima. Si bien es cierto que en éste último año se ha reducido el índice de temporalidad, la mejora es casi testimonial si tenemos en cuenta que la tasa de temporalidad en diciembre de 2005 era del 33´77%. Una mejora que no cumple las expectativas de la Reforma Laboral y que requiere de una serie de matizaciones.

Como bien indica Antonio Antón en un artículo (1) que recomiendo, en realidad, la temporalidad no ha bajado al producirse una rotación en el trabajo indefinido ya que los nuevos contratos aún siendo indefinidos sustituyen a los contratos indefinidos ya existentes, a los contratos ordinarios con una mayor indemnización por despido. Es decir, apenas se reduce la temporalidad pero ello no impide que se siga abaratando el despido. Mientras tanto, el gran grueso de contratos temporales continúa invariable, prolongándose, así, una inestabilidad laboral que afecta a millones de trabajadores/as en España y que apenas se altera en el transcurso de los años. La conclusión es evidente: crece ligeramente el empleo pero empeora su calidad, siendo el trabajo más precario e inseguro.

Por otra parte, el crecimiento de la economía de servicios y del sector de la construcción es una realidad que muestra claramente la pérdida de nuestro tejido industrial. En la industria se han destruido 21.000 puestos de trabajo en este segundo trimestre de 2007, mientras que en el sector de servicios se ganaron 339.500 y en la construcción, 49.100. Es evidente, el crecimiento económico no puede limitarse al desarrollo del sector terciario, en el sector de servicios y en la construcción ya que se está apostando por una economía de perfil no productivo en una fase caracterizada por la pérdida de puestos de trabajo en la industria y especialmente en el sector del automóvil, sector éste último que representaba en 2004 el 6% del PIB, el 24% de las exportaciones y el 10,5% del empleo directo e indirecto (2).

Es necesario el impulso de un nuevo modelo productivo basado en la innovación tecnológica mediante inversiones estratégicas en I+D+i y en la incorporación de actividades de mayor valor añadido. Un nuevo modelo productivo que potencie las políticas industriales y que frene el continuo goteo de deslocalizaciones que afectan al sector. De lo contrario, estaremos asistiendo a un crecimiento de la economía frágil y con pies de barro, propio de un país de la periferia volcado en el turismo, los servicios y la especulación inmobiliaria.

Para finalizar nuestro somero análisis no podemos ignorar la situación de la siniestralidad laboral. España sigue a la cabeza en cuanto a siniestralidad laboral en el ámbito de la Unión Europea y ya en el primer trimestre de 2007 el número de accidentes laborales con fallecimiento fue de 317, lo que viene a darnos una media de 3 muertes por accidente laboral cada día. Un dato dramático y escalofriante que debería hacer reflexionar a un gobierno que de forma tan triunfal expone los resultados de sus políticas laborales y que promete el pleno empleo antes de 2010.

¿A qué precio?.

Agosto de 2007.

Notas:

(1) Antonio Antón: La reforma del mercado laboral no ataja la precariedad. Pensamiento Crítico, marzo de 2007.

(2) Datos de la Federación Minerometalúrgica de CC.OO: Resolución de la Secretaría de Política Industrial, 30 de septiembre de 2005.